Junio 24 a las 5 p.m.
Va a hacer un mes ya de la desgracia más horrorosa que he tenido en mi vida: la muerte de mi hijita. No había tenido valor suficiente para estampar en este libro mi dolor inmenso, pero quiero en este momento aliviar mi alma tan llena de zozobras y dejar que corran libres mis lágrimas al recorrer estas páginas que son el testigo de mi dicha i ahora confidente de mi pesar inmenso. No hai palabras, no hai frases, mi hijita ha muerto, esta idea me enloquece i tortura mi corazón noche i día.
¡Qué trastorno para mi vida! Qué sola me encuentro sin sus caricias, i sin ella, ella que llenaba todas mis horas, en qué horrible vacío me ha dejado ahora!
En cada objeto i a cada instante su imajen está ante mis ojos i se inunda mi alma de amargura. No puedo escribir más, quiero que corran libres mis lágrimas para aliviar un poco la pena de mi corazón.”
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