viernes, 25 de enero de 2008

Juan Goñi 1931


A los 12 años

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando volvía del colegio, la Mamina lo esperaba para que primero se lavara las manos y después pasara a la mesa, que le tenía llena de exquisiteces, tapadas por un pañito. Para mi papá era la felicidad máxima levantarlo y sentarse a comer.
Era tremendamente goloso y se puede ver lo mucho que lo aprovechó.